EL CORONAVIRUS Y LA SEMANA SANTA

Sin duda, hemos vivido una Semana Santa histórica, una Semana Santa que se recordará durante años. Esto, servirá de anécdota que contaremos dentro de unos cuantos años, y dentro de otros tantos años, servirá de pregunta de trivial.

Los cofrades, hemos vivido estas fechas apenados y nostálgicos, nos han quitado nuestra esencia y nuestra manera de vivir. Empezaron suspendiéndose unos ensayos de costaleros, y hemos acabado sin nuestra semana mayor. En este artículo, vamos a relatar de forma cronológica como ha afectado el COVID-19 al mundo cofrade sevillano, desde los inicios de la Cuaresma, cuando a nadie se le pasaba por la cabeza la suspensión de los desfiles profesionales, hasta la llegada de la nueva normalidad, pasando por la suspensión de las estaciones de penitencia de todas las hermandades.


Comencemos por el principio de la Cuaresma, por el Miércoles de Ceniza, cuando en España, apenas había una veintena de casos. Por esas fechas, era impensable la suspensión de los desfiles profesionales, a nadie se le había pasado por la cabeza lo que posteriormente iba a suceder, de hecho, a los pocos días, se celebró en Sevilla el tradicional Vía+Crucís de las hermandades, este año presidido por el cristo de la Salud de la hermandad de los Gitanos. En dicho acto tan multitudinario, no se tomó ninguna medida de protección ni de riesgo, todo se desarrolló con normalidad. Esto sucedió el día 2 de Marzo, a partir de ahí, la situación fue variando, y una perturbación constante fue entrando en la cabeza de los cofrades, pero todavía no nos lo podíamos tomar en serio.

Al viernes siguiente, se celebraron los tradicionales besapiés de los cautivos, algunas hermandades, recomendaron no besar la imagen, otras, prohibieron que la gente pudiese ni siquiera tocar las imágenes, y otras, no impusieron ninguna medida. Por el momento, no había ninguna decisión tomada por ninguna institución, por ello, fueron las hermandades las que impusieron sus propias medidas.

Cada vez más, los casos se iban incrementando, y los cofrades, nos íbamos preparando para lo peor. En todo caso, el montaje de los palcos continuaba, y ya se iban viendo los primeros pasos en los templos.

A la semana siguiente, el mismo lunes, salieron múltiples bulos informando de la suspensión definitiva de la Semana Santa, pero por la tarde noche, el Consejo sacó un comunicado desmintiéndolo, aunque poco a poco se iba acercando.

 

A los dos días, el Miércoles, a tempranas horas de la tarde, la hermandad de los Estudiantes, canceló su ensayo de costaleros, fue la primera en tomar tan dura decisión, la primera en iniciar la caída de actos, fue la primera, y tras ella, la mayoría de hermandades cancelaron sus actos y ensayos, al igual que las bandas. Y al día siguiente, se anunció la suspensión del Pregón de la Semana Santa de 2020, a parte de la cancelación de la mayoría de ensayos y conciertos organizados por las hermandades.

El viernes de esa misma semana, todas las hermandades cancelaron sus actos y ensayos, no parecía que era una noche de Cuaresma, y los cofrades, ya lo teníamos asumido, se iba a cancelar. El presidente del Consejo, anunció que a principios de la semana siguiente, se iba a hacer oficial la decisión. Y además, esa misma noche, el Gobierno implantó en Estado de Alarma.

Al día siguiente, nos sorprendió a todos los cofrades la decisión, ya que se esperaba dos días más tarde. A eso de las doce y media del medio día, el Consejo, junto con la alcaldía y la diócesis, sacaron un comunicado anunciando de forma definitiva, la suspensión de las estaciones de penitencia.

Un shock recorrió por las calles de Sevilla y de toda Andalucía tras la suspensión de todos los desfiles procesionales de todas partes de país, que coincidía plenamente con la declaración del Estado de alarma.

Se acabó, hasta aquí pudimos vivir los cofrades nuestra pasión, apenas dos semanas de Cuaresma. No veríamos nazarenos, ni pasos en las calles, ni oiríamos a las bandas, ni oleríamos incienso, nos quitaron nuestra esencia, nuestro ser.

Después de la suspensión, se hizo el silencio, las calles quedaron vacías y la pena recorrió todos los cuerpos de los cofrades. Así, sin nada, llegamos al Viernes de Dolores, no pasó nada. Entramos en la semana de pasión, y se fue sin enterarnos.

Hay que destacar el espíritu de los vecinos, pues decoraron sus balcones como si verdaderamente pasase la hermandad delante de sus casas. También hay que destacar la valentía de los fieles que se acercaron a los templos a depositar un flor, una estampita, o cualquier ofrenda cofrade. Era muy emotivo ver las puertas de los templos llenas de flores y ofrendas.



Y por supuesto, hay que destacar la gran labor de las hermandades, las cuales intentaron hacer la cuarentena más llevadera a través de las redes sociales, y la gran labor social que  hicieron durante la pandemia.

Y después de la Semana Santa, las hermandades que empezaron sus labores de priostía antes de la cuarentena, y las hermandades que estaban realizando cualquier tipo de culto a sus imágenes, y cuando ya se podían abrir los templos para dar misa, tuvieron problemas, ya que tenían que trasladar sus pasos a sus almacenes, y desmontar los altares, y siempre evitando aglomeraciones y respetando las medidas de seguridad. En los templos, parecía que el tiempo se había parado, tal cual dejaron los pasos a medio montar, y tal cual quedaron los altares de culto, allí seguían, dos meses después, los pasos no habían podido salir a la calle como todos los años, no relucieron bajo el sol andaluz.

Pasado el estado de alarma, y ya con la "nueva normalidad", las hermandades recobraron vida, volvieron los cultos a las imágenes, y las bandas reanudaron sus ensayos.

Y ya solo queda pensar en la Semana Santa de 2021, ¿qué será de la Semana Santa de 2021? ¿Será igual cómo la que llevamos celebrando estos últimos años? O por el contario, ¿veremos otro modelo de Semana Santa? ¿Habrán pasado ya a la historia los besamanos y besapiés? ¿Volveremos a ver cuadrillas de costaleros tal y como las conocemos? ¿Y qué pasará con las bullas? Miles y miles de preguntas que nos perturban a los cofrades, solo queda esperar.

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